martes, 30 de octubre de 2007

Hasta siempre "Cebri"

No sé cuando ´ni como descubrí a "La Rosa de los Vientos" ,debió ser una noche de esas de insomnio y tal vez fue "La Voz" que me atrapó, me envolvió, y ya no pude cambiar el dial de la radio. Si recuerdo que quien quiera que fuese, estaba narrando con una maestría fuera de lo común, lo que parecía ser una lección magistral de historia. En días sucesivos fui descubriendo que "La Voz" pertenecía a JUAN ANTONIO CEBRIÁN y la narración a sus míticos PASAJES DE LA HISTORIA.

Hace unos días, cuando esperaba el comienzo del programa, otra voz me impresionó, me erizó el vello, me sobrecogió el alma ( a mí y a miles y miles de rosaventeros) cuando escuché el cominicado que daba Onda Cero: el fallecimiento de JUAN ANTONIO CEBRIÁN, repentino, a traición, sin darle tiempo a despedirse. Supongo que "la negra Parca", sabiendo de su enorme corazón, se aprovechó para darle una estocada por la espalda y dejarnos huérfanos a todos los noctámbulos.

Puedo imaginar la enorme alegría de Pedro cuando vaya a abrirte las puertas de su reino y también te imagino a tí, amigo, narrándole tus PAISAJES DE LA HISTORIA a Alejandro Magno...Julio César...Marco Polo...Napoleón...y tantos y tantos otros. Desde mi humilde taberna sólo se me ocurre dedicarte esta Elegía y hasta siempre compañero del alma.

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas
compañero del alma tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas,
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler,me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro,un golpe helado,
un hachazo inviisible y homicida,
un empijón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo
temprano madrugó la madrugada,
temprano está rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada
no perdono a la vida desatenta
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras,rayos y hachas estridentes,
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero mirar la tierra y encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera,
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Alegrarás la sombra de mis cejas
y tu sangre se ira a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón,ya tercipelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas,
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchasa cosas,
compañero del alma, compañero.
Miguel Hernández